Dominando el Silencio y la Revelación Personal en Entrevistas Profesionales
El Arte del Silencio y la Revelación Personal en Entrevistas
Es crucial destacar varios aspectos sobre el silencio en una entrevista. Primero, el silencio requiere la participación de dos personas: el entrevistador y el entrevistado. Si el entrevistado guarda silencio, no necesariamente debemos imitarlo, a menos que decidamos hacerlo conscientemente. Segundo, a menudo no sabemos con certeza qué se comunica a través del silencio (incluyendo nuestro propio silencio) ni si es un silencio “productivo”. Una forma de abordar esta incertidumbre sería preguntar al entrevistado qué significa su silencio, aunque es posible que no obtengamos una respuesta.
En cuanto a nuestro propio silencio, reflexionar sobre lo que comunicamos a través de él y su significado para nosotros puede ser útil. Tercero, es fundamental recordar que incluso el silencio más breve puede sentirse prolongado. Esto se puede comprobar fácilmente controlando el tiempo. Una vez que se rompe el silencio, puede ser aconsejable no analizar inmediatamente su significado, ya que algunos entrevistados podrían percibirlo como una pérdida de control o manipulación.
Franquearse.
Franquearse pone de relieve la importancia de ser capaces de utilizar nuestro conocimiento e historia personales para calibrar qué línea de acción es adecuada y necesaria para resultar eficaz en una situación o en un encuentro determinado. Sin embargo, supone dar un paso hacia adelante con este conocimiento de sí mismo y esta “utilización profesional del yo”, porque franquearse está relacionado con la revelación de información personal sobre nosotros mismos, tanto si es actual como de otras épocas.
La norma general es que esta revelación personal no debe tener lugar a no ser que sea en beneficio de la persona que busca ayuda.
Compartir pensamientos y sentimientos franqueándonos puede ayudar a los usuarios a vernos no solo como trabajadores profesionales sino también como “seres humanos corrientes”. De modo similar, puede ayudarnos a nosotros a sentirnos más empáticos y conscientes de lo que se está diciendo y sintiendo.
Sin embargo, hay que saber manejar con sensibilidad la revelación de información personal porque conlleva muchos peligros. Además, es importante evitar el empleo de ciertas frases que no son exactas, como “sé lo que es eso”.
Desconexión y Finalización de la Entrevista
Según Kadushin, “la preparación para terminar la entrevista empieza en el mismo momento en que ésta se inicia”. Esta perspectiva nos alienta a pensar en nuestros contactos con las personas como experiencias completas, como encuentros que tienen un inicio, un punto intermedio y una finalización, todo lo cual debe tenerse en cuenta en las fases de planificación y preparación. Por ejemplo, un trabajo que tiene un centro de atención y una finalidad significa que podemos identificar cuánto va a durar y qué resultados queremos obtener cuando concluya.
Es esencial recordar que la finalización puede dar lugar a toda una variedad de reacciones emocionales inesperadas, entre las que se encuentran los sentimientos de aturdimiento, de indefensión y de temor, así como una sensación aterradora de soledad, abandono y rechazo. Por este motivo, es importante que no subestimemos lo que significamos ni el impacto que puede producir una finalización.
Finalizar una entrevista.
Hay grandes diferencias entre unas entrevistas y otras, y lo mismo sucede con su finalización. En los casos en que se ha fijado un límite de tiempo claro al principio con controles de tiempo y advertencias regulares pero discretas, se puede dar por supuesto que la mayoría de las personas se sienten preparadas para terminar la entrevista. No obstante, y a pesar de esos límites, no siempre es así.
Una forma que pone de manifiesto la dificultad de la gente para trabajar dentro de unos límites son las “revelaciones de última hora”. Éstas suelen tener lugar cuando se revela información importante o dolorosa al final de la entrevista en el momento en el que estamos a punto de marcharnos (situándonos en un difícil “callejón sin salida”). No hay soluciones fáciles a estas dificultades.
Concluir el caso y finalizar la relación.
Concluir un caso de manera adecuada cuando estamos poniendo final a la perspectiva de un contacto futuro puede ser una de las habilidades más difíciles y, sin embargo, importantes de adquirir. La dificultad de lograrlo es mayor cuando, por la falta de recursos, no cabe esperar otras formas de ayuda. A veces, esto puede conducir a situaciones en las que seguimos trabajando con los usuarios más tiempo del apropiado. Podemos justificarlas de maneras sutiles pero, sin embargo, prolongar nuestra participación más de lo adecuado puede crear una situación en la que nuestro trabajo llegue a carecer de sentido y de dirección. Asimismo, puede traducirse en una dependencia no saludable, basada tanto en nuestras propias preocupaciones como en las del usuario. Esto no es el distintivo de un profesional competente. En circunstancias ideales, los casos deben terminarse en el momento en que se ha decidido de mutuo acuerdo: cuando se han alcanzado los objetivos marcados o se ha agotado el tiempo establecido para el trabajo y el usuario se siente preparado para finalizar el contacto. Una finalización bien planificada implica a menudo disminuir los servicios, por ejemplo espaciando más las citas, conforme se va “acercando el momento”, lo cual permite también evaluar debidamente los progresos, comparándolos con los fines, metas y objetivos convenidos.