Educación Religiosa: Humanización, Valores y Enseñanza Bíblica
El Carácter Humanizador de la Educación Religiosa
El ser humano, en su esencia corpóreo-espiritual, se define como un ser-de-encuentro. Su realización personal se forja a través de relaciones valiosas y comprometidas con su entorno, llenando así su vida de sentido. Una educación verdaderamente humanizadora debe fomentar el crecimiento de la persona como un ser libre, responsable y abierto a los demás.
La Trascendencia como Dimensión Fundamental
En lo más profundo de su ser, el ser humano experimenta una llamada a trascenderse, a participar de la vida y comunión divina. Esta sed de Dios, inherente al corazón humano, impulsa una búsqueda incesante de la verdad y una constante interrogación sobre el sentido de la vida.
Una educación que atiende a la dimensión religiosa del alumno fomenta su apertura a la trascendencia, al descubrimiento del destino del hombre y la humanidad, permitiéndole mirar al futuro con esperanza. Por lo tanto, la educación religiosa posee un carácter liberador y humanizador.
Jesús de Nazaret como Modelo de Vida
La clase de religión ofrece un espacio propicio para proponer un modelo de hombre inspirado en Jesús de Nazaret, con una escala de valores concreta. Se debe guiar al alumno para que descubra las consecuencias de optar por una u otra escala de valores.
La enseñanza religiosa tiene capacidad humanizadora si:
- Prioriza el “ser más persona” frente al “tener más”.
- Fomenta experiencias humanas que abren a lo religioso.
- Integra los valores religiosos en el proyecto personal como significativos para la existencia.
- Favorece el surgimiento de valores humanos que pueden ser considerados valores del Reino.
- Promueve un estilo de vida inspirado en Jesús.
La fe cristiana humaniza en el ámbito escolar si:
- Adopta modelos pedagógicos que posibilitan el crecimiento humanizador.
- Favorece una educación integral que no mutila dimensiones humanas fundamentales.
La Enseñanza de los Textos Bíblicos
Criterios para la Selección de Textos Bíblicos
Los niños, en sus primeras etapas educativas, deben iniciarse en el conocimiento de la Biblia, comprender el valor central de la persona de Jesucristo, la respuesta de fe de la Virgen María y llegar a identificar algunos personajes bíblicos fundamentales.
Los contenidos curriculares hacen referencia al conocimiento de la Biblia, palabra de Dios. Los criterios de evaluación deben servir para conocer en qué medida el niño ha alcanzado los objetivos conceptuales, procedimentales y actitudinales propuestos.
La Biblia como Instrumento de Comunicación
La Biblia es, ante todo, un instrumento de comunicación que transmite un mensaje. En ella encontramos diferentes tipos de lenguajes:
- Narrativo: narración de la historia de la salvación.
- Literario: diversos géneros literarios que debemos conocer para entender el mensaje.
- Religioso: lenguaje narrativo de la religión cristiana.
- Didáctico: con finalidad docente, transmitiendo un mensaje y conocimientos.
- Lenguaje de otros tiempos: es necesario conocer el contexto para interpretar el mensaje.
La clase de Religión debe capacitar al alumno para trabajar sobre los textos bíblicos de forma adecuada a su edad, abarcando conocimientos, procedimientos y actitudes.
Algunos textos bíblicos deben ser trabajados (procedimientos) y aprendidos (contenidos) por los alumnos, mientras que otros basta con que sean conocidos.
Los criterios para su selección pueden ser:
- Teológico: textos fundamentales para la comprensión del mensaje cristiano.
- Psicológico: responden a las posibilidades e interés de los alumnos.
- Epistemológico: textos básicos para comprender otros textos bíblicos.
La Importancia de los Valores en la Educación Religiosa
La clase de religión posee una dimensión humanizadora, lo que implica que “educa” a la persona. Por lo tanto, como ámbito de educación, debe implicar una propuesta de valores rica, articulada y testimoniada. En la clase de religión se deben trabajar valores, sin menoscabo de sus objetivos propios.
- Valor: principio normativo que preside y regula el comportamiento en cualquier momento y situación.
- Actitud: tendencia a comportarse de forma consistente y persistente ante determinadas situaciones, objetos, sucesos o personas.
- Normas: reglas de conducta que deben respetar las personas en determinadas situaciones.
La Educación Moral en la Escuela
La educación moral debe suscitar la sensibilidad hacia los valores. Sus procedimientos deben tener en cuenta las bases psicológicas del desarrollo moral del niño. Aunque es un proceso que dura toda la vida, la etapa crucial es desde la infancia hasta la juventud, de ahí su enorme importancia en la escuela.
Objetivos de la Educación Moral
La educación moral debe formar:
- Conciencias autónomas y respetuosas con los derechos y libertades de los demás.
- Una actitud crítica, pero abierta y receptiva.
Para ello, la atmósfera educativa debe ser respetuosa, libre y responsable, evitando el autoritarismo, la falta de criterios firmes, el reduccionismo y el adoctrinamiento.
La Meta de la Educación Moral
La meta última es formar personas autónomas, comprometidas con el ideal de la unidad, la justicia y la solidaridad, capaces de transformar el mundo elevándolo a cotas más altas de humanización.
Para la educación moral de los niños, es imprescindible crear en el aula un clima humano que haga posible la sensibilización hacia los valores éticos y su práctica. Para que el niño alcance la meta de la autonomía y reciprocidad en la justicia, debe moverse en un ambiente de libertad responsable.
Para el cristiano, la educación moral cobra su plenitud en la integración del contenido moral humano dentro del universo de la fe. Articular una educación moral específicamente cristiana, lograda en parte a través de la enseñanza religiosa, es misión de la catequesis.