Educación y Madurez Emocional: Una Perspectiva Compleja
Madurez Emocional
La madurez emocional implica que:
- La reacción emocional sea proporcional a la causa que la produce.
- Las respuestas sean conscientes.
- La conducta no impida la reflexión sobre el ajuste de la propia realidad.
- Facilite que lo bueno guste y lo malo disguste.
- Tenga criterios capaces de dar continuidad al propio proyecto vital.
- Tenga que ver con reconocerse a sí mismo, reconocer a los demás y al mundo en verdad.
Educación Emocional
Las emociones se educan en familia, en casa, desde la infancia. Las necesidades básicas son:
- Seguridad: Autoconfianza en ti mismo. Relacionado con hacer cosas por ti mismo.
- Respaldo: Protección a alguien o algo. Un niño en el parque.
- Protagonismo.
A los 6 años los niños deben saber diferenciar ahora y después. Afrontar lo arduo (fortaleza), retardar el deleite (templanza), reconocer al otro como igual (justicia) y decidir acorde a la realidad (prudencia).
Certezas y Controversias
Objetivo: Definir qué es una emoción.
Problema: Diversidad de teorías y diferentes autores que buscan puntos de acuerdo y desacuerdo.
Dificultades: Complejidad del concepto y distintas formas de verlo.
El texto define la emoción como un proceso desencadenado por un estímulo interno o externo. Sin embargo, los autores discrepan en el número de cambios necesarios para que se inicie el proceso. Clore afirma que la alteración fisiológica es suficiente para hablar de emoción. Scheler habla de la “tríada de respuesta”: se necesitan tres niveles: fisiológico, expresión motora y sentimiento.
Los autores coinciden en que el estímulo desencadenante debe ser percibido por el sujeto. Lazarus defiende que el individuo debe valorar el estímulo percibido. Por otro lado, Zajonc consideraba que los procesos cognitivos no son necesarios para la aparición de emociones.
Es evidente la influencia de Darwin en muchos estudios. Aquellos autores influenciados por su teoría defienden el carácter biológico de las emociones, dejando de lado el aprendizaje. Otros autores destacan los factores socioculturales.
El número de dimensiones en la respuesta emocional crea un punto de desacuerdo. Los seguidores de James afirman una única dimensión, mientras que los seguidores de Wundt defienden la emoción como una respuesta tridimensional.
Además, los autores intentan definir algunos términos, lo que les crea mayor conflicto:
- Afecto: Tiene que ver con la preferencia.
- Humor: Relacionado con el afecto, tiene una duración más breve pero más intensa (tanto el afecto como el humor tienen valencia e intensidad).
- Sentimiento: Experiencia subjetiva de la emoción.
Con todo esto, se deduce que la emoción puede definirse como una respuesta tridimensional de duración breve pero intensa, producida y relacionada con un estímulo que la desencadena. Además, tiene una función adaptativa y da una serie de respuestas en los planos: subjetivo, cognitivo, motor expresivo y fisiológico.
Emoción según William James
W. James afirma que en el proceso emocional la respuesta fisiológica precede a la emoción. Plantea la hipótesis de que la emoción es la consecuencia de los cambios que experimenta nuestro cuerpo ante un estímulo percibido en el ambiente. Por lo tanto, plantea: “no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos”.
Para justificar esta tesis, afirma que es imposible imaginarse una emoción al margen de las sensaciones corporales que la acompañan. Es decir, es absurdo imaginarse el miedo sin tener en cuenta las aceleraciones del ritmo cardíaco, la respiración, etc. Por lo tanto, W. James dice que si la emoción no tiene como antecedente alguna respuesta corporal, no es más que un proceso cognitivo o intelectual.
W. James sostiene que la emoción es el sentimiento que producen los cambios fisiológicos, por lo que su tesis se basa en que la emoción es igual al sentimiento. El autor confirma que el simple recuerdo de los síntomas corporales puede producir por sí mismo una emoción. Él decía: “el pensamiento del anhelo producirá verdadero anhelo”.
También sostenía que, si un sujeto se resiste a expresar una emoción, esta desaparece. Es decir, si una persona no llora ante un evento que le desagrada, la emoción de tristeza no aparecerá. Por lo que confirma que la emoción sigue a una respuesta fisiológica. Esto justifica que, si queremos lograr el control de la expresión corporal, lograremos también el control de la emoción.
W. James afirma que es tan imposible encontrar un caso que afirme su hipótesis como que la rechace. Además, expone que una persona que evita una emoción no “siente más”, sino que “piensa más”.