“El milagro de Ana Sullivan” es un claro ejemplo de cómo las teorías conductuales pueden ser aplicadas de manera práctica y efectiva. Anne Sullivan utiliza principios del condicionamiento operante, el condicionamiento clásico y otras estrategias conductuales para enseñar a Helen Keller, demostrando la importancia de la paciencia, la consistencia y el refuerzo positivo en el proceso de aprendizaje y modificación de comportamiento.

La escena del comedor está relacionada con la teoría conductual de Vigotsky. Anne Sullivan trabaja intensamente para enseñar a Helen Keller comportamientos básicos y modales en la mesa. Helen no sabe cómo comportarse adecuadamente en la mesa sin ayuda, pero con la guía y la insistencia de Anne, comienza a aprender estos comportamientos. Anne se asegura de que Helen haga las cosas correctamente, como usar una cuchara y sentarse adecuadamente, que son habilidades que Helen puede aprender con la ayuda adecuada.

Según Vygotsky, las habilidades y conocimientos primero se desarrollan en un contexto social y cultural y luego se internalizan a nivel individual. A través de la repetición y la guía de Anne, Helen empieza a internalizar los comportamientos adecuados en la mesa. Lo que inicialmente es una acción forzada y guiada por Anne se convierte gradualmente en una habilidad que Helen puede realizar de manera independiente.

La teoría del condicionamiento operante de Skinner se centra en cómo los comportamientos son influenciados por sus consecuencias, es decir, por refuerzos y castigos. En la película se muestran varias interacciones entre Anne Sullivan y Helen Keller, especialmente en la forma en que Anne utiliza técnicas de refuerzo y castigo para moldear el comportamiento de Helen.

Anne aplica un refuerzo positivo modelado cuando Helen comienza a usar el lenguaje de señas táctil para comunicarse con Anne. Esta última responde con entusiasmo, afecto y le premia, reflejando su alegría por el progreso de Helen. Anne refuerza positivamente el esfuerzo y la habilidad de Helen para comunicarse, lo que fortalece su confianza y la motiva a seguir aprendiendo y utilizando el lenguaje de señas.

También hay un refuerzo negativo/castigo cuando Helen tiene alguna actitud como tirar objetos o se comporta de manera agresiva. Además, hay asociación de estímulo-respuesta y refuerzo social cuando Helen asocia, mediante el tacto de las caras, que si sonríe es buena chica, por lo tanto, lo está haciendo bien, y si se pone seria, lo está haciendo mal. Con esto se busca asociar las acciones de Helen con las emociones de los objetos, promoviendo comportamientos más deseables.

El aprendizaje significativo de Ausubel lo podemos relacionar con la escena donde aparecen las dos en la fuente y Anne utiliza una experiencia sensorial (tocar el agua) como comienzo para enseñar a Helen el concepto de “agua”. Esta experiencia es muy significativa para Helen, ya que le permite conectar la palabra “agua” con la sensación táctil del agua en sus manos e implica tanto la asimilación de nueva información en la estructura cognitiva existente como la acomodación de esa estructura para incorporar la nueva información.

Helen sigue tocando el agua más veces y, con el lenguaje de signos, deletrea la palabra agua. Todo esto se puede relacionar con este tipo de aprendizaje, ya que lo que hace Helen es memorizar lo que ha tocado y se aprende esta información sin entender su significado.

También hay alguna escena que la podemos relacionar con la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget, ya que durante toda la película va desarrollando sus sentidos del olfato, gusto y tacto debido a su ceguera y sordera. La etapa sensoriomotora la desarrolla de varias maneras: la primera técnica es deletrear palabras en la mano de Helen mientras la niña experimenta esos objetos o acciones; otra es la permanencia del objeto, la idea de que los objetos continúan existiendo incluso cuando no se pueden ver, oír o tocar.

La etapa preoperacional aparece durante toda la película, ya que Helen tiene comportamientos egocéntricos y, según va entendiendo las cosas de su alrededor, va modificando su comportamiento. El tiempo fuera se puede ver cuando la familia Keller se muda a otra casa, creando un ambiente diferente que sirve como pausa para Helen. Al mismo tiempo, Sullivan emplea el refuerzo vicario, usando a un niño negro como modelo para que Helen aprenda nuevas conductas. Aquí, Helen observa y aprende de las acciones de otro, lo que nos lleva a la técnica del modelado, donde la conducta de una persona es influenciada por la observación de las acciones de otra.

El encadenamiento de conductas se observa durante la hora de la comida. Helen sigue una secuencia de acciones, como sentarse a la mesa y, finalmente, logra doblar la servilleta correctamente. Esta técnica ayuda a descomponer una tarea compleja en pasos más manejables, facilitando el aprendizaje y la adquisición de nuevas habilidades.

El castigo con connotaciones negativas se evidencia cuando Sullivan golpea a Helen después de que esta la ha agredido. Sullivan utiliza esta estrategia para que Helen entienda que ciertas acciones son inaceptables y tienen consecuencias negativas. Es un método controvertido, pero se presenta como parte del proceso educativo en la película.

Finalmente, la teoría cognitivo-social de Bandura se puede aplicar al análisis de la película, especialmente en relación con el concepto de determinismo recíproco. Este principio explica el funcionamiento humano a partir de la interacción entre la conducta, los procesos cognitivos o mentales y el entorno. En el contexto de la película, podemos ver cómo el entorno familiar y educativo de Helen, sus propios procesos cognitivos y las conductas que exhibe, influyen mutuamente, conformando su desarrollo y aprendizaje.

En resumen, la película ofrece una rica representación de diversas técnicas de modificación de conducta, demostrando cómo estas pueden ser aplicadas en la práctica para influir positivamente en el comportamiento y aprendizaje de una persona con discapacidades complejas.