Evolución Humana: Orígenes, Hominización y Teorías Clave
Las Dimensiones del Ser Humano
En el ser humano conviven tres dimensiones que son posibles de reconocer: su carácter natural, cultural y personal.
Evolución del Ser Humano
Cuando se quiere explicar por qué algo es como es, un buen procedimiento consiste en comenzar por dar cuenta de sus orígenes: cómo se ha formado y qué hechos o factores han influido en su constitución, desarrollo y evolución. Sobre el ser humano se han dado muchas respuestas:
Explicaciones preevolucionistas
La tradición bíblica explicaba el origen del ser humano acudiendo a la teoría creacionista. Sus tesis básicas eran: la creación separada y definitiva de todas las especies vivas, y la creación del hombre por Dios, a su imagen y semejanza. Estas concepciones partían de un supuesto fijista, es decir, el carácter inamovible de las especies a lo largo del tiempo.
En el siglo XVIII, el creacionismo fijista tuvo defensores como Carl von Linneo y Georges Cuvier, quienes consideraban que la adaptabilidad de los individuos al medio es el resultado o producto de un diseño inteligente. Y según ellos, esto evidenciaba la existencia de un creador detrás de todo el proyecto de la vida. El talante fijista se refleja en la crítica que opusieron a los trabajos de algunos contemporáneos, como Lamarck. Los estudios realizados por Linneo y Cuvier apoyaban una concepción no evolucionista del origen de las especies.
Explicaciones evolucionistas
La publicación en 1859 de la obra de Charles Darwin, *El origen de las especies*, supuso la quiebra de las doctrinas fijistas imperantes hasta ese momento. En ella están las bases de las explicaciones evolucionistas actuales. Podemos sintetizar la teoría darwinista en tres tesis fundamentales:
- Las especies devienen por transformaciones continuadas. Todas las especies provienen de otras anteriores por medio de cambios graduales.
- La selección natural es el principio explicativo de la evolución. Así, entre los muchos cambios que se producen en las especies, solo perduran y se transmiten aquellos que resultan más eficaces en la lucha por la vida. Los individuos mejor dotados, los que mejor se adaptan al medio, sobreviven y transmiten hereditariamente sus características.
- El ser humano desciende de antiguos primates. Como los demás animales, procede por evolución de especies anteriores ya extinguidas.
La publicación de esta obra tuvo una gran repercusión social y generó mucha polémica en su época, ya que afirmaba que las especies no son independientes las unas de las otras. En la actualidad, la teoría de la evolución se ha confirmado con numerosos datos paleontológicos. La ausencia de una teoría que diera cuenta de cuáles eran los factores que influían en la herencia biológica de los caracteres fue subsanada por Mendel. Siete años después formuló una teoría de la herencia en la que aseguraba que los caracteres hereditarios están determinados por los genes. Las doctrinas mutacionistas explican los cambios en las características de las especies a partir de las mutaciones en el material genético. La combinación de la teoría de la selección natural y las doctrinas mutacionistas es la base de las teorías neodarwinistas que completan nuestros conocimientos actuales sobre la evolución.
La evolución en el ser humano
La ciencia ha explicado cómo, a partir de los primeros organismos multicelulares, se llega hasta el ser humano. Las clasificaciones que muestran los orígenes del hombre, a partir de la evolución de los primates, están sujetas a frecuentes cambios.
La bifurcación de la rama de los hominoideos en póngidos y homínidos se produjo hace unos 5 o 10 millones de años. Dentro de los homínidos, la evolución humana parece que se ha producido de la siguiente manera: primero fue el Ardipithecus ramidus, el homínido más antiguo conocido. El siguiente paso fue la aparición del género de los Australopithecus (2-4 m.a), cuyo representante más antiguo fue el Australopithecus afarensis. Este dio lugar a dos líneas de evolución, una extinguida (Australopithecus robustus) y otra que evolucionó hasta el ser humano actual. Apareció una especie considerada ya humana, el Homo habilis (antigüedad 1 y 2 m.a), con este se produjo un aumento de la capacidad craneal (de 450cm3 a 650cm3). El Homo erectus (un millón y medio de años) se caracterizó por una capacidad craneal de 1000cm3 y cambios culturales muy destacables. Numerosas teorías afirman que fue esta la especie que abandonó la cuna africana y se extendió por otros continentes. Siguiendo esta línea evolutiva llegamos hasta el Homo sapiens, nuestro antepasado inmediato, que vivió hace aprox. 250.000 años, dando paso a nuestra especie, el Homo sapiens sapiens (con capacidad craneal de unos 1400 cm3).
La antropología y la paleontología son ciencias que avanzan incesantemente con cada nuevo descubrimiento. Destaca la aportación de los yacimientos de Sierra de Atapuerca. Los fósiles humanos hallados allí demuestran la presencia del ser humano en Europa desde hace casi un millón de años y aportan nuevas luces sobre las poblaciones del periodo pleistoceno.
Sin embargo, los continuos hallazgos siguen sin aportar luz suficiente para desvelar el misterio de dónde y cómo apareció nuestra especie. A este respecto existen dos teorías: la del candelabro y la del arca de Noé.
Teoría del candelabro
Afirma que el origen del ser humano actual es multirregional, que se produjeron distintos procesos evolutivos en lugares dispares del mundo prehistórico, y que hubo intercambio genético entre las muchas poblaciones existentes y que, por lo tanto, el origen podría haberse dado en cualquiera de estos enclaves. Asimismo, el cruce genético habría ido contribuyendo a crear la especie humana que conocemos ahora. Esta teoría se apoya en la cantidad de fósiles encontrados en distintas partes del mundo.
Teoría del arca de Noé
Afirma que el ser humano actual tiene un origen único situado en el continente africano. Los humanos actuales habrían emigrado exclusivamente desde África y ocupado otras partes del planeta, sustituyendo por completo a las poblaciones más antiguas que hasta entonces las habían habitado.
La hominización
Cambios más importantes que se produjeron en los homínidos.
- Posición erguida: Los estudios de la evolución coinciden en destacarla como un cambio evolutivo sustancial. Los antepasados del ser humano se caracterizaron por la marcha bípeda, es decir, caminaban sobre los dos pies, sin utilizar apoyo con las manos. La marcha erguida provocó cambios anatómicos como pérdida de prensilidad en los pies, cambios en la curvatura de la columna, fortalecimiento del cuello, y sobre todo permitió la observación de mayores áreas de espacios naturales y la liberación de las extremidades superiores en los desplazamientos.
- Liberación de las extremidades superiores: Caminar erguido sin utilizar las extremidades superiores permitió que las manos se especializasen en funciones distintas de la marcha: manipulación de objetos, la defensa o la construcción. Las manos sustituyeron la boca como órgano de defensa y de trabajo, y posibilitaron la utilización e invención de toda clase de instrumentos.
- Desarrollo cerebral: La liberación de las manos pudo ser el estímulo de este desarrollo. Cuanto mayor sea la pericia en la manipulación y fabricación de objetos, mayor será la capacidad para idearlos y concebirlos. Y al revés, a mayor capacidad cerebral, mayor destreza manual. El desarrollo cerebral de la especie fue el elemento que hizo posible la aparición de las capacidades técnicas y simbólicas del ser humano.
- Capacidad técnica: Capacidad de fabricar y utilizar instrumentos para modificar el entorno, y así, satisfacer nuestras necesidades. A lo largo de la historia, se puede apreciar un aumento en el grado de eficacia y sofisticación de los métodos y productos técnicos.
- Capacidad simbólica: Capacidad del ser humano de crear y expresarse por medio de símbolos. Los símbolos además son convencionales, es decir, no mantienen ninguna relación causal ni de semejanza con la realidad a la que representan, sino que la relación que los conecta ha sido establecida por las personas.
Sin embargo, existen dudas de cómo se produjo este proceso de hominización.
El profesor André Leroi-Gourhan propone un desarrollo cronológico alternativo al que acabamos de examinar: fue el incipiente uso de los instrumentos lo que obligó a los homínidos a liberar las manos y a adoptar una postura erguida. Esto les habría permitido ampliar y desarrollar la capacidad craneal, y con ella, el tamaño y complejidad del cerebro. Otros pensadores cuestionan que el uso de instrumentos sea algo exclusivo del ser humano.
En la base de la polémica está si saber las diferencias entre el ser humano y otros animales como los primates son cualitativas o cuantitativas.