Visión de Dios

Nueva Era

El Dios de la Nueva Era es una energía impersonal, en realidad una extensión o componente particular del cosmos; Dios en este sentido es la fuerza o alma del mundo. La divinidad se encuentra en cada ser, en una gradación que va “desde el cristal inferior del mundo mineral hasta e incluso más allá del mismo Dios galáctico, del cual no podemos decir absolutamente nada salvo que no es un hombre sino una Gran Conciencia”. En algunos escritos de la Nueva Era está claro que los seres humanos deben considerarse a sí mismos como dioses, lo cual se desarrolla en unas personas más plenamente que en otras. Ya no hay que buscar a Dios más allá del mundo, sino en lo más profundo de mi yo. Incluso cuando “Dios” es algo exterior a mí, mi yo. Incluso cuando “Dios” es algo exterior a mí, está ahí para ser manipulado.

Cristianismo

Dios es el Creador del cielo y de la tierra y fuente de toda vida personal. Dios es en sí mismo personal, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y ha creado el universo a fin de compartir la comunión de su vida con las personas creadas. “Dios que habita una luz inaccesible, quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos. Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces de hacer por sus propias fuerzas”. Dios no se identifica con el principio vital entendido como el “Espíritu” o “energía básica” del cosmos, sino que es ese amor absolutamente diferente del mundo, que está sin embargo presente en todo y conduce a los seres humanos a la salvación.

Visión de Jesús/Cristo

Nueva Era

Es presentado con frecuencia como un sabio, un iniciado o un avatar entre muchos. El Jesús histórico, personal e individual, es distinto del Cristo universal, eterno, impersonal. Jesús no es considerado el único Cristo; la muerte de Jesús en la cruz, o bien se niega, o bien se reinterpreta para excluir la idea de que pudiera haber sufrido como Cristo; los documentos extrabíblicos son considerados fuentes auténticas para el conocimiento de la vida de Cristo que no se hallan en el canon de la Escritura; otras revelaciones en torno a Cristo, proporcionadas por entidades, guías espirituales y maestros venerables o incluso por las Crónicas Akasha son básicas para la cristología de la Nueva Era; se aplica un tipo de exégesis esotérica a los textos bíblicos para purificar al cristianismo de la religión formal que impide el acceso a su esencia esotérica.

Cristianismo

Es el Hijo de Dios. Es el Jesús de Nazaret del que hablan los Evangelios, el hijo de María y Unigénito de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, revelación plena de la verdad divina, único Salvador del mundo: “por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre”.

Prácticas Espirituales y Oración

Nueva Era

El objetivo de las técnicas de la Nueva Era es reproducir los estados místicos a voluntad, como si fueran un asunto material del laboratorio. El renacer, el biofeedback, el aislamiento sensorial, los mantras, el ayuno, la privación de sueño y la meditación trascendental, son intentos para controlar esos estados y experimentarlos continuamente. Todas esas prácticas crean una atmósfera de debilidad psíquica. Cuando el objeto del ejercicio consiste en reinventarnos a nosotros mismos, se plantea realmente la pregunta acerca de quién soy “yo”. El “Dios interior” y la unión holística con todo el cosmos subrayan esta pregunta. Las personalidades individuales aisladas serían patológicas para la Nueva Era. Pero “el verdadero peligro es el paradigma holístico. La Nueva Era es un pensamiento basado en un paradigma holístico y precisamente por eso es un peligro”. De este modo, “somos auténticos cuando nos hacemos cargo de nosotros mismos, cuando nuestra opción y nuestras reacciones fluyen espontáneamente de nuestras necesidades más profundas cuando nuestro comportamiento y nuestros sentimientos manifiestos reflejan nuestra plenitud personal”. El Movimiento por el Potencial Humano es el ejemplo más claro de la convicción de que los seres humanos son divinos, o contienen una chispa divina dentro.

Las técnicas de meditación son una buena preparación para la oración. Alcanzar el silencio puede enfrentarnos al vacío más que al silencio contemplativo del amado. También es cierto que las técnicas para profundizar en la propia alma son una llamada a nuestra propia capacidad de alcanzar lo divino, o incluso a llegar a ser divinos. Si descuidan que es Dios quien va en búsqueda del corazón humano no son oración cristiana. Aun cuando se considera como un vínculo con la energía universal, esta relación fácil con Dios donde la función de Dios se concibe como la satisfacción de todas nuestras necesidades revela el egoísmo de la New Age. Las prácticas de la Nueva Era no son realmente oración, pues suelen tratarse de introspección o de fusión con la energía cósmica.

Cristianismo

Comprende la introspección pero es sobre todo un encuentro con Dios. La mística cristiana más que un mero esfuerzo humano es esencialmente un diálogo que “implica una actitud de conversión, un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios“. El cristiano, también cuando está solo y ora en secreto, tiene la convicción de rezar siempre en unión con Cristo, en el Espíritu Santo, junto con todos los Santos para el bien de la Iglesia.

La Persona Humana

Cristianismo

Hombres y mujeres han sido creados a imagen y semejanza de Dios y Dios los trata con gran consideración para sorpresa del salmista. La persona humana es un misterio plenamente revelado solo en Jesucristo, y de hecho se hace auténtica y adecuadamente humana en su relación con Cristo por medio del don del Espíritu.

(Nota: La visión de la Nueva Era sobre la persona humana está implícita en las secciones sobre Dios, prácticas espirituales y pecado, enfocada en la divinidad interior y la conexión con el cosmos).

El Concepto de Pecado

Nueva Era

No existe un verdadero concepto de pecado, sino más bien el de conocimiento imperfecto. Lo que se necesita es iluminación, que puede alcanzarse mediante particulares técnicas psicofísicas. A quienes participan en las actividades de la Nueva Era no les dirán que tienen que hacer o no hacer, sino: “Hay mil maneras de explorar la realidad interior. Ve a donde te conduzcan tu inteligencia y tu intuición. Confía en ti”. La autoridad se ha trasladado de Dios al interior del yo. Para la New Age el problema más serio es la alineación respecto a la totalidad del cosmos, en lugar de un fracaso personal o pecado. El remedio consiste en lograr estar cada vez más inmerso en la totalidad del ser. En algunos escritos y prácticas de la New Age está claro que una sola vida no basta, por lo que tiene que haber reencarnaciones que permitan a las personas realizar su potencial pleno.

Cristianismo

La realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes solo se esclarece a la luz de la revelación divina. Sin el conocimiento que esta nos da de Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se sienta la tentación de explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad psicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, etc. Solo en el conocimiento del designio de Dios sobre el hombre se comprende que el pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarle y amarse mutuamente. El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. El pecado es una ofensa a Dios, se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de él nuestros corazones. El pecado es así amor de sí hasta el desprecio de Dios.

El Sufrimiento y la Reencarnación

Nueva Era

Algunos ven el sufrimiento como algo impuesto sobre el yo, como un mal Karma o, al menos, como un fallo del dominio de nuestros propios recursos. Otros se centran en los métodos para alcanzar el éxito y la riqueza. En la New Age la reencarnación se ve con frecuencia como un elemento necesario para el crecimiento espiritual, una etapa de la evolución espiritual progresiva que comenzó antes de que naciéramos y continuará después de que muramos. En nuestra vida presente, la experiencia de la muerte de otras personas provoca una crisis saludable. Tanto la unidad cósmica como la reencarnación son irreconciliables con la creencia cristiana de que la persona humana es un ser único, que vive una sola vida de la que es plenamente responsable: este modo de entender la persona pone en cuestión tanto la responsabilidad personal como la libertad.

Cristianismo

Los cristianos saben que “en la cruz de Cristo no solo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido. Cristo (sin culpa alguna propia) cargó sobre sí “el mal total del pecado“. La experiencia de este mal determinó la medida incomparable de sufrimiento de Cristo que se convirtió en el precio de la redención. El redentor ha sufrido en vez del hombre y por el hombre. Todo hombre tiene su participación en la redención. Cada uno está llamado también a participar en ese sufrimiento mediante el cual se ha llevado a cabo la redención. Está llamado a participar en ese sufrimiento por medio del cual todo sufrimiento humano ha sido también redimido. Llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo.